En medio de la actual pandemia del SARS-CoV2 (COVID-19) vienen a la mente frases como “la madre naturaleza es sabia” y “a partir de cualquier tragedia siempre hay alguien que gana y alguien que pierde”.

Las noticias alrededor del mundo destacan que, derivado de la cuarentena global, se está restaurando el equilibrio en el medio ambiente, algunos de los efectos del calentamiento global se han reducido y la capa de ozono se recupera con velocidad, ¿la ganadora? La naturaleza. Por el contrario, los seres humanos estamos muriendo física, social y económicamente, esta tragedia nos ha afectado severamente.

El gobernador del Estado de Nueva York, Andrew Cuomo, recientemente hizo un comentario muy acertado, sobre cómo a nivel sociedad tenemos que aprender de estas situaciones desfavorables para mejorar. Está en nosotros visualizar lo bueno entre todo lo malo, pues ahora que estamos en confinamiento, el planeta ha podido darse un respiro de todo el daño que le hemos hecho, y muchas especies están reapareciendo en lugares de los que se habían distanciados.

Nuestros mares no son la excepción, como buzo es muy decepcionante ver basura (principalmente plásticos) y arrecifes de coral muriendo. Un solo grado de diferencia puede acabar con ellos por lo que reducir el efecto invernadero es crucial, y la naturaleza lo sabe perfectamente. Pero la cuarentena ha disminuido tanto los niveles de contaminación del aire que uno de los agujeros más grandes de la capa de ozono se cerró, reduciendo el calentamiento de la tierra y beneficiando la vida marina.

¿No será un buen momento para evaluar nuestra interacción con las demás especies? La coexistencia se realiza en muy pocos lugares alrededor del mundo, pero ha tenido resultados positivos, como las “ciudades verdes” o por ejemplo, Lopburi en Tailandia donde viven entre primates. Claro, tampoco espero que nuestro día a día parezca la película de Jumanji, pero sí debemos contemplar la existencia compartida y aprender a hacer un uso responsable del planeta, pues no debe ser tarea de la misma naturaleza reparar el daño que nosotros le hemos causado.

Se redujo el impacto negativo de nuestras maneras de vivir, pero no porque así lo hayamos decidido. Examinemos lo que dejamos de realizar estas semanas que tuvo un impacto benéfico en los ecosistemas y continuémoslo, pues regresar a los mismos hábitos que generan basura, contaminación y deterioro ambiental ya no es opción.

Jorge Ricardo Dahdah Cuevas

Socio de Comercio Exterior en Vértice Consultores

jdahdah@verticeconsultores.com